martes, 26 de febrero de 2019

Contaminación por residuos tecnológicos

Contaminación por residuos tecnológicos


Se define como chatarra electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica (e-waste o WEEE, en inglés), a todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil haya culminado (según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

De modo complementario, se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo tal que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.

A nivel mundial se producen 50 millones de toneladas de desechos electrónicos por año. Según estimaciones, cada habitante del planeta produce, en promedio, 3 a 3,5 kg de chatarra tecnológica por día. O, si quieren hacerlo un poco más diferenciado; en Argentina cada persona ocasiona 2,5 Kg de este tipo de basura por día. En Estados Unidos son 15 kg cada habitante, y en Europa 20 kg; por solo nombrar algunos ejemplos.

Esto no es algo que afecta a algunos pocos, sino es una situación a nivel mundial. Mientras los aparatos están en funcionamiento no presentan ningún tipo de riesgo, salvo el dióxido de carbono que puedan producir; pero al ser desechados en basurales comunes, estos artefactos reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas. Y ahí es cuando la contaminación se vuelve más grave.
Profesionales de la salud detallan los problemas que suponen para el organismo materiales como el plomo (perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incremento de la presión sanguínea, daño a los riñones, abortos, perturbaciones del sistema nervioso y disminución de la fertilidad del hombre), el arsénico (que resulta letal), el selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos), el cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer), el cromo (erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón), el níquel (afecta los pulmones, provoca abortos espontáneos).

Uno de los dispositivos que más preocupa a ambientalistas son los teléfonos móviles, los cuales contienen en sus baterías componentes altamente tóxicos como el litio, el níquel o el cadmio.

Con respecto a las soluciones, desde hace algunos años se viene tomando conciencia y algún que otro tipo de acción al respecto.

Un acercamiento ha sido a través de las leyes. Por ejemplo, en la India en 2011 se aprobó una Ley de Basura Electrónica que responsabiliza a las empresas de hacerse cargo de todo el ciclo de vida de los productos electrónicos, desde el diseño hasta su reciclaje una vez que deja de funcionar.

Otra alternativa ha sido pensar y favorecer dispositivos reutilizables. Recientemente Google y Motorola presentaron el “Proyecto Ara“, un smartphone modular en el que se pueden reemplazar piezas. De este modo podríamos actualizar la batería o el procesador del equipo sin tener que desechar todo el dispositivo.

Si la idea toma vuelo, se podría plantear una alternativa para las millones de personas que usan gadgets a diario para trabajar y desarrollar sus actividades. La gente adquiere productos diariamente y reemplaza a otros, algo inevitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario